El último fin de semana otro de los llamados equipos tradicionales del fútbol profesional colombiano selló su pasaporte para jugar en 2014 el Torneo de Ascenso.
Deportes Quindío, dirigido por un técnico en formación como César Torres, pagó muy caro los errores cometidos por su dirigencia la última temporada y se fue al sótano del balompié nacional, donde ya estuvo en 2000.
Allá, en la Primera B, se verá las caras con ese puñado de clubes con historia en primera división (Bucaramanga, Magdalena, Pereira, Cortuluá), estancados hace varios años en un descenso que luce a maldición.
En su post titulado 'Bye, bye Quindío', el bloguero Wilfrido Franco García recuerda momentos, gestas y jugadores inolvidables de la divisa de Armenia.
Estos son algunos apartes de la publicación...
"El Deportes Quindío se llamaba Atlético Quindío. Eran otros tiempos. El equipo que fue campeón en aquel lejano 56 con Francisco Lombardo como técnico, se fue gastando como se gasta la gente y se muere de vieja y de usada, y a veces de tristeza".
"Quindío no se ha muerto de viejo, sino de usado. Y de abusado. Usado por dirigentes que lo volvieron un negocio particular y una escuela formativa, alejado totalmente de los preceptos iniciales de representar a una región con dignidad y fortaleza".
"Cuando el equipo se llamaba Atlético Quindío se ancló duramente a las situaciones infantiles de mi vida como un eslabón molesto".
"El viejo “San José” en el barrio Quindío de la ciudad milagro, pequeñito e incomodo, era todo el teatro de los sueños. Se daban recitales épicos por parte de jugadores inolvidables y su tribuna de “gorriones” atrás del arco que sería sur, lindaba con la cañada oscura y con la platanera gigante".
"Éramos contorsionistas para ver fútbol desde allí, al borde la cornisa y del precipicio. Solamente Jorge Enrique Bermúdez, el papá de “El Patrón”, era capaz de evacuar el balón por encima de la malla y perderla hasta la oscuridad de la cañada".
Cortesía de el País.com